“Era empleado público en el Siprosa y ahora salgo a vender bolsas de consorcio en la calle. Vivo con mi mamá y estaba en camino a la casa de mi ex esposa, para ver a mi hijo, cuando empezó el operativo policial y me tiraron al suelo”, explicó Miguel Ángel “Liro” Andrade (44 años), a quien ayer le dictaron la prisión preventiva por 30 días por venta de drogas. El imputado además ya tuvo problemas con la Justicia Federal en el pasado por cuestiones de estupefacientes, y figura mencionado en la causa conocida como “narcosiprosa”, como uno de los posibles miembros de una banda que habría utilizado las instalaciones del Departamento Móvil del Sistema Provincial de Salud para ocultar y distribuir sustancias prohibidas.
“Life is so cool” (la vida es buena), rezaba la remera del sospechoso, que negó los cargos en su contra y se reconoció consumidor de droga. “Yo nunca entré a esa casa; sí tengo una prohibición de acercamiento; solo puedo ir para buscar a mi hijo”, enfatizó para aclarar que no tendría nada que ver con la droga que se encontró en la casa de su ex esposa, Gabriela Herrera. La Fiscalía de Narcomenudeo, representada por la auxiliar Brenda Deroy, explicó que a raíz de un informante que había indicado que le compraba la droga al “Loco Liro” y que “si no, se la compro a sus familiares en el pasaje”, la Policía había realizado cinco allanamientos en casas del pasaje Julio Corzo (altura 2.000), donde, en total, habían incautado más de $ 150.000, una balanza de precisiones, 24 gramos de cocaína (constatada) y varios envoltorios de un vegetal (en total 48 gramos) que será peritado para confirmar si se trata de marihuana.
El lugar donde se aplicaron las medidas judiciales tiene muchas particularidades. El pasaje Corzo (como figura en Google), fue rebautizado (o confundido) como “pasaje Larreta” por algunos vecinos del barrio Juan XXIII (conocido como “La Bombilla”). El callejón, que conecta las calles Alberti y Thames, “estaba custodiado en ambas esquinas por lo que en la jerga se conoce como ‘soldaditos’ (niños y adolescentes reclutados por las bandas delictivas como informantes)”, describió Deroy. En el informe policial también se advierte que los efectivos fueron repelidos a pedradas por algunos vecinos. Finalmente, otro dato a tener en cuenta, es que el pasaje está ubicado al 50 metros del Departamento Móvil del Siprosa.
“Ambos consumimos”
Además de Andrade, ayer se imputó por tenencia de droga con fines de comercialización a Herrera y a Natalia Suárez, de 42 años, quien se abstuvo de declarar.
Herrera declaró ante la jueza Judith Solórzano. “Soy ama de casa, trabajo en una cooperativa y vendo gorras por internet con mi hijo. Cuando entraron los policías les dije que soy consumidora y les di las dosis. Mi hijo también consume”, afirmó la imputada.
Deroy solicitó cautelar el proceso con prisiones preventivas por 90 días, pero aclaró que, sabiendo que las dos imputadas tienen hijos menores a su cuidado, debía tener en cuenta el principio jurídico del Interés Superior del Niño, y solicitar que Herrera y Suárez cumplan la medida de manera domiciliaria.
Los defensores de las mujeres, Gerónimo Martínez Molina (se opuso) y Rodolfo Movsevich plantearon alternativas. La abogada de “Liro”, Silvia Furque, cuestionó que las pruebas serían insuficientes y pidió medidas de menor intensidad para el ex empleado del Siprosa. Finalmente la jueza Solórzano ordenó la preventiva por 30 días para Andrade y la domiciliaria para las dos mujeres.